Durante la Guerra Civil, ambos bandos
crean instituciones oficiales dedicadas únicamente a la
propaganda. Acabada la contienda, el franquismo lleva a cabo
una fuerte política de control de la información con una
estricta censura previa.
El Gobierno requisa las infraestructuras de los periódicos
que habían apoyado la causa republicana para reutilizarlas en
una serie de diarios al servicio del poder franquista. A éstos
se unirían los diarios que existían antes de la guerra y que
habían apoyado a los sublevados (ABC y La
Vanguardia). En total, el franquismo cuenta con más de
cuarenta publicaciones repartidas por 35 ciudades diferentes.
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