1.1.2.
La Sociedad de la Información y del Conocimiento
Si
frente a la convergencia digital de los medios de comunicación e
información del siglo XXI, la permanente innovación tecnológica
es un evidente futuro que se vislumbra; otro escenario teórico que
se ha generado en los últimos años, es el de su contextualización
social dentro del nacimiento de la llamada Sociedad de la
Información y del Conocimiento (SIC).
Después
de un discreto nacimiento del concepto sociedad de la información
entre los años setenta y ochenta del pasado siglo XX, cuando lo
planteó el investigador norteamericano Daniel Bell, para resaltar
el valor estratégico y el enorme impacto social, económico, político
y cultural de la información en tanto que materia prima de las
sociedades industrialmente avanzadas; a principios de los años noventa
se complementó de repente este concepto con la noción de sociedad
del conocimiento, y todo ello no sólo para reconocer la importancia
social y económica que tenían la información para generar conocimiento,
sino para que se supiera que era parte real de un valioso producto
común que surgía de todas aquellas tecnologías o industrias, fueran
culturales o no, dedicadas a la generación o transmisión del conocimiento
en los países industrialmente avanzados y en algunos casos, en vías
de desarrollo.
Desde
sus orígenes como concepto, se ha convenido denominar coloquialmente
sociedad de la información al extraordinario boom, desarrollo
o impacto que los medios masivos de comunicación y hoy día
las NTICs están produciendo en la vida social y cotidiana del
hombre (10); sin embargo, con la aparición de
Internet, muchos expertos y teóricos de las ciencias humanas y sociales,
y sobre todo de la comunicación e información, plantean que con
esta innovadora tecnología comunicativa no sólo ha nacido una nueva
organización de la sociedad a nivel local, regional, nacional y
mundial, sino que la humanidad se encuentra, desde un punto
de vista económico o social, en una nueva época o sistema histórico
del ser humano, y más allá de los períodos cronológicos reconocidos
o de los modelos de civilización existentes hasta este momento.
Durante
los treinta últimos años, se ha hablado, y se habla actualmente,
de la revolución de la información y de la comunicación de la sociedad
post-industrial, que afecta todos los ámbitos del ser humano como
el trabajo y el hogar, las relaciones interpersonales, familiares
o sociales, las formas de convivencia y entretenimiento, la educación
y la cultura, la economía y la política, etc.
Pero
ante la creciente insatisfacción conceptual de la llamada sociedad
de la información por parte de muchos periodistas, expertos
o investigadores sociales por la intencionalidad con que se ha manejado
esta noción como un símbolo representativo de los intereses económicos
o políticos de las industrias transnacionales de las telecomunicaciones
y de los gobiernos favorables al fenómeno de la globalización basada
en la nueva economía de mercados.
No
obstante, con las NTICs, surgió otro concepto que se pretendía
más neutro al catalogar a la civilización en que vivimos
como una sociedad basada en el conocimiento, y donde todo
ser humano, con la información que tiene o puede tener, adquiere
un saber muy concreto, el cual además puede provenir no sólo de
la educación, la formación o la adquisición de una cultura universal,
sino también de la experiencia, del lenguaje, y en especial de la
racionalidad.
A
partir de este punto de vista, los medios o tecnologías de la información
y comunicación se convierten sobre todo en los mecanismos
para que el saber humano se pueda generar, se intercambie,
se comparta o se conozca ampliamente entre todos las personas del
mundo, dentro de una sociedad de la información y conocimiento
(11).
De
hecho, actualmente estos medios de comunicación, y en especial los
ligados a las tecnologías digitales o informáticas multimedia como
Internet, se presentan como uno de los más modernos procesos
de actuación de los gobiernos del mundo entero, y para cuyo
desarrollo apuestan, con el fin de alcanzar el deseado y prometido
bienestar social y crecimiento económico de sus países. La capacidad
para construir, divulgar y explotar conocimiento es cada vez más
importante para conseguir una ventaja competitiva, generar riqueza
y mejores niveles de vida (12) .
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