CUERNOS Y CUERNAS.

 

En el cráneo de muchos rumiantes aparecen unas formaciones prominentes óseas, simétricas, situadas por encima y detrás de los ojos. En la familia de los cérvidos reciben el nombre de cuernas y en los bóvidos y óvidos e nombre de cuernos. Ambas, sin embargo, tienen una constitución y formación muy distintas.

Los cuernos de los bóvidos y óvidos son protuberancias óseas del cráneo, recubiertas de una sustancia córnea epidérmica, la cual, a manera de vaina, envuelve el hueso. Los cuernos presentes en los dos sexos, aunque más desarrollados en el macho, permanecen sin mudarse durante toda la vida del individuo. Existe una excepción correspondiente a la antilocapra americano en el cual anualmente se muda la vaina córnea superficial de los cuernos y éstos, al igual que en los ciervos, sólo aparecen en los machos. En general los cuernos no se ramifican y suelen ser anillados, existiendo una relación entre el número de anillos y la edad del individuo. Los cuernos son propios de los antílopes, ovejas, cabras, búfalos, bisontes y bueyes.

Las cuernas suelen ser ramificadas y de formas muy complicadas. Se trata de unas ramificaciones óseas implantadas en el cráneo y recubiertas de una fina piel vascularizada y con pelo corto que recibe el nombre de terciopelo. Se hallan presentes sólo en los machos a excepción del reno y del caribú, en que los dos sexos las presentan. Esta se renueva anualmente. Cada nuevo año aparece una rama o candil más que el año anterior, pudiendo conocerse la edad aproximada del animal por el número de candiles.

Al llegar la primavera y, como consecuencia de la actividad hormonal del macho, aparecen dos muñones óseos recubiertos de piel sobre el hueso frontal. Éstos van creciendo y ramificándose. A continuación la piel o terciopelo se deseca y cae a jirones, dejando las partes óseas al descubierto.

Después de la época de celo, durante los meses de enero y febrero, los osteoblastos reabsorben el tejido óseo de la base de las cuernas y éstas se caen dejando un pivote óseo cubierto de la piel cicatrizada.

Las cuernas son una manifestación externa del carácter sexual del macho. Éste, en la época de celo, combate con otros machos rivales, golpeándose con fuerza las cornamentas entre sí, a fin de eliminar al macho más débil. El resultado final satisfactorio para el macho más fuerte asegurará la perpetuación de los ejemplares seleccionados.

En los ciervos europeos el crecimiento de las cuernas tiene un proceso particular. En el primer año aparece una simple daga sobre la que se desarrollará al siguiente año un candil. Cada año aparece un candil nuevo, recibiendo el nombre de cervatillo la cría en su primera edad. Cervato antes de los seis meses. Vareto, el ciervo joven que tiene las cuernas como dos estacas. Horquillero, el ciervo joven de dos años cuyos candiles tienen forma de horquilla. Se considera ciervo joven el que no tiene más de diez candiles, no pasando de seis años de edad. Ciervo viejo es el de ocho o nueve años y ciervo capital es el jefe del grupo, el cual conduce a los individuos. Ciervo real es el que tiene el número máximo de candiles que es el de doce.

Otros ciervos como el sambar, propio de Asia occidental, y el ciervo del padre David, propio de la China y actualmente desaparecido de la vida libre, presentan unas cuernas de ramificación constante que no se modifican a lo largo de la vida del animal.

Las formas de las cuernas varían según las especies y son características y propias para cada uno de los animales.