ANCHO DE BANDA
Antes afirmamos que el ruido blanco producido
por la agitación térmica era de una banda muy ancha, es decir que producía
energía en TODAS LAS FRECUENCIAS. Algo parecido sucede con el ruido propio de los
dispositivos empleados en nuestro receptor, aunque en menor medida debido a las
limitaciones propias de los materiales electrónicos que lo generan. Pero ¡Alto!, ¡No
tenemos porqué escuchar todas las frecuencias...!
Si establecemos una especie de "rendija"
que deje pasar unicamente la porción del espectro que precisa nuestra
señal, podemos evitar que se "cuele" el resto del
ruido...
Es como mirar por el ojo de la cerradura. Claro siempre hay un
límite. Si uno trataba de espiar a su primita cuando se estaba bañando,
intrigado por "esas diferencias", y la primita se acercaba
mucho a la puerta, uno "no veía casi nada". Eso es porque la
información visual (la primita) ocupaba un campo (ancho de banda de la señal
que nos interesa) mayor que el que permitía ver el ojo de la cerradura (ancho
de banda del filtro delante del ojo que espía), con lo que, como seguramente
especificará alguna remota ley de Murphy, ¡uno se perdía la parte más
interesante de la información...!
El ruido puede reducirse siempre
disminuyendo el ancho de banda del receptor, pero eso trae un inconveniente
parecido al del ojo de la cerradura: También reduce la
cantidad de información que se puede transferir en un tiempo dado.
Digamos que si uno pudiera ir moviendo el agujero de la cerradura para explorar
toda la imagen, finalmente obtendría la información completa. Pero llevaría más
tiempo, con el consiguiente riesgo de ser "pescado", retirado
sumariamente de una oreja, y obligado a cumplir la probable pena consistente en
escribir 100 veces "¡No debo espiar a las nenas en el baño...!"